Cuando el célebre misionero
jesuita Ferdinand Verbiest describió, en su manuscrito “Astronomía Europea”,
en el siglo XVII, alrededor de 1672, un juguete que había diseñado para el
emperador Kangxi, estaba dejando constancia del primer vehículo a vapor del que
se tenga conocimiento. Un carro de pequeño tamaño, apenas tenía 65 cm de largo,
por lo que podríamos decir que era un modelo a escala, de lo que hoy sería un automóvil
real, que no se diseñó para transportar nada. Sin embargo, fue el primero que
pudo moverse con la potencia de un motor.
Ya en la época de la
industrialización, alrededor de la década de los 30 del siglo XIX, se realizan
los primeros prototipos de coches eléctricos de la mano de varios inventores. En
1828, Ányos Jedlik creó un pequeño modelo de automóvil impulsado por un motor
eléctrico. Luego en mil ochocientos treinta y cuatro, el herrero Thomas
Davenport, construiría un artefacto similar que rodaba en una pista corta,
circular y electrificada. Aproximadamente en 1834 o 1835, el profesor holandés
Sibrandus Stratingh y su asistente Christopher Becker crearon un coche de energía eléctrica a pequeña escala, alimentado por
baterías no recargables de celdas primarias. Entre otros…
Estos vehículos no producían el
ruido característico de los de gasolina, ni su olor, menos aún vibraban al
transitar. No requerían los cambios de marcha y no demandaban un esfuerzo
manual para iniciar el funcionamiento del motor, como los de combustible, que
contaban con una manivela para arrancarlo; fueron los predilectos, incluso más que
los de vapor que, aunque tampoco precisaban de ningún cambio de marchas y al
principio también eran populares, sufrían de largos tiempos de arranque de
hasta 45 minutos en las mañanas frías.
A comienzos del siglo XX el
coche de energía eléctrica dominaba el mercado, sin embargo, una serie de
acontecimientos hicieron que comenzara a perder posiciones; en el mundo se descubrieron
grandes reservas de petróleo, trayendo una vasta disponibilidad de gasolina,
haciendo a los automóviles de combustible fósil más baratos de manejar a través
de largas distancias, el mejoramiento de la infraestructura vial, con carreteras
que cubrían cada vez mayores trayectos y permitían circular a mayor velocidad requiriendo
de vehículos con un rango superior; la creación del motor de arranque eléctrico
por Charles Kettering, que eliminaba la incómoda manivela, causó que los carros
de energías fósiles tuvieran una menor dificultad al conducir; la utilización
del silenciador, que Hiram Percy Maxim había inventado en 1897, hizo el ruido
emitido por estos coches fuera tolerable.
En 1908, Henry Ford produjo en
serie el popularísimo Ford T, propulsado por gasolina, reduciendo dramáticamente
su precio, mientras el costo de los vehículos eléctricos siguió aumentando. Thomas
Edison, quiso comercializar un sustituto más ligero y duradero que la batería
de plomo-ácido para que los autos de energía eléctrica se convertirían en el
estándar, y su empresa en el proveedor del dispositivo principal que la almacena,
recogiendo el diseño de la de
níquel-hierro de Waldmar Jungner, la patentó él mismo y la vendió. No
obstante, los compradores hallaron que su modelo tenía la tendencia a fugas y
de corta duración, no superaba a la batería de plomo-ácido por mucho.
Aunque Edison logro producir
un modelo más fiable y potente siete años después, proporcionando mayor
autonomía, no pudo competir con el motor de combustión de Ford; ya que la
mayoría de los fabricantes de autos eléctricos detuvieron la producción en
algún momento en la década de 1910. Ya en el año 1973, al producirse un pugna árabe-israelí
conocida con el nombre de “La guerra del Yom Kippur”, varios países del
golfo pérsico pertenecientes a la OPEP, tomaron la decisión de no exportar combustible
a naciones occidentales que apoyaron a Israel en aquel conflicto, originando
una recesión en ese sector; posteriormente en 1979 se produjo lo que se conoce
como la segunda crisis del petróleo a consecuencia de la revolución iraní y de
la contienda Irán-Irak.
Estos acontecimientos sumados
al efecto contaminante de los combustibles fósiles, hicieron que los países
occidentales tomaran conciencia de la excesiva dependencia energética del exterior,
reavivando el interés por la electricidad como energía alternativa para el
transporte. En este contexto, a comienzos del siglo XXI, la industria automotriz
anunció el desarrollo de automóviles con motores eléctricos, siendo posibles
gracias a la tecnología de las baterías de ion-litio, que ya son
suficientemente ligeras y pueden ofrecer niveles de autonomía superiores, si se
implementa una adecuada infraestructura.
Para el 2003 un evento que
ocurrió con la empresa General Motors, la cual retiró y destruyó todos sus coches
de energía eléctrica, EV1, esto influyo en los ingenieros Marc Tarpenning y
Martin Eberhard para fundar la compañía Tesla Motors, Inc; cuyo nombre es un homenaje
al inventor e ingeniero eléctrico Nikola Tesla, el gran precursor de la
corriente alterna y del electromagnetismo. Ellos partieron de la premisa de que
los vehículos eléctricos podían ser mejores y más rápidos que los automóviles
de gasolina.
Un año después Elon Musk, quien,
desde su época de estudiante en Stanford, tenía la idea de desarrollar baterías
para el almacenamiento de energía renovable y ya había logrado fundar varias
empresas que lo convirtieron en millonario, se interesa en la propuesta; por lo
que se une a la empresa liderando una primera ronda de inversión en febrero del
2004. A pesar de los problemas que suponía crear los automóviles eléctricos, como
expreso General Motors, cuando abandonó su proyecto; lograron llevar a cabo el primer prototipo el Tesla Roadster
basado en el Lotus Elise, que no solo atrajo a más inversionistas, sino que,
además, consiguió que les entregaran por su diseño, el premio “Global Green 2006” en un
acto presidido por Mijaíl Gorbachov, y se le reconociera nuevamente con el galardón
“Index Design” en el 2007.
Aunque Tesla Motors produce y
vende sus autos, también opera como fabricante de equipo original a diferencia
de otros fabricantes. En enero de 2010 Panasonic acordó con ellos invertir 1000
millones de dólares en 3 años para investigación, desarrollo y producción de nueva
generación de baterías de iones de litio basadas en el modelo 18650 para automóviles
de energía eléctrica. Sin embargo, Tesla podrá seguir usando baterías de diferentes
proveedores. En julio de ese mismo año la empresa automovilística logro vender acciones
a Toyota por un monto de 50 millones de dólares. En junio de 2014 libero sus
patentes, para que se lograran utilizar para la construcción de vehículos
eléctricos; con la creencia de que al aplicar la filosofía “open source
(código abierto)” a ellas lo fortalecería en lugar de debilitarlos, y haría
avanzar la tecnología del carro eléctrico.
Post Data: En la actualidad,
Tesla no solo fabrica vehículos totalmente eléctricos, ellos también proveen
productos de generación y almacenamiento de energía, limpia. Ellos han cambiado
para siempre la industria automotriz e hicieron posible soñar, a muchos, con un
mundo libre de la contaminación que producen los combustibles fósiles.